El negocio de la vida

Inspirado en la lucha de María Angélica de Basta de Mutilar.

El negocio de los árboles es el negocio sobre la vida. El mismo negocio que opera sobre el individuo humano desde el momento en que nace hasta el instante en que muere. Una maquinaria externa controla todos los aspectos del ser vivo. La Brigada de la Muerte ve con sus ojos hambrientos de ($) lucro en donde la Naturaleza quiso poner vida; una vida autopoiética, autoregulada, holística y en relación simbiótica con el medio ambiente. El Capital naturalmente no puede soportar esto y aplica su filosofía abstracta, separada, particular y utilitaria para hacer cálculos que generen ganancias egoístas a expensas del bienestar de todos.

La Brigada de la Muerte poda, extrae, arranca los pedazos de los seres vivos, mutilándolos lentamente, para hacerlos más débiles frente a los factores externos del ambiente y también ante las condiciones internas propias del organismo. Este proceso, a su vez, los vuelve dependientes de esta mano asesina, porque el ser pierde la habilidad de regularse y susbistir por si mismo. Los seres humanos empezamos a usar las drogas que el sistema nos ofrece para solucionar los problemas que éste mismo causó. Falsos diagnósticos empeoran la situación.

El individuo continúa a lo largo de toda su corta vida padeciendo las mutilaciones y violencias que La Brigada Calculadora, argumentando hacer un bien, le aplica de manera impune, impía, y con el apoyo ciego de todos sus colaboradores en cada etapa del proceso. Unos pocos intentan no dejarse aplastar, sublevarse y hacer algo al respecto, pero son devorados por el trabajo sistemático de una maquinaria demasiado grande y voraz.

Finalmente, todos estos seres arrancados de su sustrato natural sucumben, y el verdugo debe proceder a eutanasiarlos. Se planta un individuo nuevo y la vida sigue su ciclo, pero difícilmente éste resiste ante el suelo tan endeble en donde ha nacido y al cual intenta aferrarse con todas sus fuerzas. Tanto los árboles como los humanos recién nacidos necesitan 3 años de nutrición, luz natural y atención constante para lograr un correcto desarrollo y que puedan luego sostenerse por sí mismos. Pero estos seres jóvenes ya no son tan resistentes como sus padres y abuelos: nunca tuvieron la oportunidad.

Todo individuo nuevo nace ya inserto en este ciclo destructivo, un ciclo que lo excede y que apenas puede llegar a captar. El 95% del presupuesto se destina a la muerte, 5% a la vida, y 0% al cuidado. La última exhalación libera los restos de CO2 a la atmósfera, esperando volver a ser respirado y convertido en oxígeno para otro ser que luchará por considerarse vivo.


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